Notas de viaje

"La lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren."

Francis de Croisset


lunes, 29 de abril de 2013

El final de la cuenta atrás



Todo llega. Desde que tengo uso de razón, he gastado mis horas deseando algo. Una cita, un evento, un anhelo… Siempre hay una fecha señalada, marcada en el calendario, en la que anclar la vista para iniciar una cuenta atrás que va desgranado los días y las horas, que se caen como hojas en otoño, hasta que llega el momento aguardado, y en un guiño, la experiencia pasa por nosotros, como un suspiro, dejándonos huérfanos en el éxtasis, después de semanas e incluso meses de espera. Todo pasa.
Cada cuenta atrás es un estímulo. Es una meta que permite iniciar el viaje cada día, que nos hace tolerar la rutina y el tedio cotidianos. La ansiedad por alcanzar el objetivo, es el impulso que nos deja sacar el pie fuera de la cama cada mañana. Da igual lo que sea: las vacaciones, el reencuentro con esa persona amada, vuestra boda, el viaje soñado o la inminente llegada del fin de semana; son ilusiones cocinadas a fuego lento en nuestro imaginario y que saboreamos en el duermevela de las noches de espera.
Al final, el tiempo pasa y corre a nuestro favor a la vez que se vuelve en nuestra contra. Pasa a través de nosotros, llevándose el momento esperado, que aunque permanezca grabado en nuestra memoria, también nos arrebatará los despojos de la insípida realidad mundana, que consumimos sin saborear, obcecándonos en masticar el anhelado banquete que todavía está por llegar. Recorremos el camino, sedientos, tan pendientes de las prometidas fuentes del paraíso, que no nos detenemos ni siquiera a contemplar de reojo las cascadas reales que pueblan el paisaje que se dibuja a través de la ventanilla, inconscientes de que el instante que nos acerca al momento soñado, es el mismo que, inevitablemente, nos aproxima al ineludible Destino Final.
Al final de la cuenta atrás habita el desconcierto, el vacío que sigue al clímax. Habrá que intentar llenarlo golpe a golpe, paso a paso y día a día. En todo caso, pronto será viernes otra vez. Suma y sigue.

martes, 16 de abril de 2013

El mapa de los sonidos de la memoria




Somos música. Las canciones son recuerdos sobre los que se construye la banda sonora de nuestra vida. La memoria nos puede jugar malas pasadas, convirtiendo las vivencias en imágenes de plastilina, que se deforman creando distorsiones de hechos y lugares, más y más moldeables si cabe, conforme avanza el tiempo. La música en cambio, queda permanentemente grabada a fuego en lo más profundo de ese abismo de misterio que es nuestro sistema nervioso. Aflora constantemente creando un estímulo. Es acción y reacción.
Tal vez podamos intentar recordar que hacíamos tal día como hoy hace exactamente un año, y lo consigamos, pero lo que es seguro es que si escuchamos una de esas canciones significativas presentes en un episodio importante de nuestra vida, enseguida experimentaremos un torrente de emociones y sensaciones que nos pueden hacer traspasar el umbral de las puertas de la percepción. Cada acorde acompaña a un recuerdo, a un sentimiento, dibujando la armonía de la experiencia que queda impregnada en el cerebro como una melodía que jamás se olvida.
Hay canciones que recuerdan a los veranos de la infancia, o a los primeros amores, y su reproducción es un torrente de cálida brisa, salitre y piel mordida por el sol que permite rescatar los latidos de la inocencia perdida; otras son el suspiro del despecho, anhelo y frustración. Las hay que guardan el sabor amargo de la ausencia, otras el desconsuelo del llanto y el dolor por la pérdida quedando impregnadas por un halo de tristeza eterna, pero todas ellas son los trazos que tejen el mapa de los sonidos de la memoria. Todas ellas rumian libremente en el subconsciente, tarareando las notas que dan forma a la nostalgia y cuerpo a la melancolía.
Hay quien colecciona fotografías para conseguir la inmortalidad de los sucesos más señalados, yo, además, colecciono canciones.