Notas de viaje

"La lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren."

Francis de Croisset


domingo, 29 de abril de 2012

Fiascus Maximus



Roma nos recibe y nos engulle en su ruidosa marabunta de gente y tráfico infernal instalándonos en el desasosiego y el malestar absolutos. Los brazos están abiertos y nos arropan con la mirada brillante y encendida, mientras sus pupilas adoptan la forma definida por el símbolo del euro, pues no somos más que eso para ella, una sucesión de papeles de valor creciente y variopintos colores. Nunca me he sentido tan forastero en tierra extraña ni tan guiri en el espacio exterior, ni con la sensación continua de que me están tangando, como aquí, en las no innumerables pero si numerosas andanzas que ya acumulan mis anchas espaldas y cada vez más anchas posaderas.
Superada y asumida esta impresión inicial, se puede comenzar a disfrutar de Roma, una vez superadas las interminables colas, primero para acceder a los monumentos, como después para conseguir una sencilla fotografía, o un vistazo fugaz de una porción inmortal repleta de historia, lo que hace comprender, sin duda, el calificativo que refiere a Roma como “Ciudad Eterna”. No hay lugar para el análisis ni la contemplación y todo el encanto y el misticismo de un lugar mítico como puede ser la Capilla Sixtina, se diluye entre la opresión de las más de 500 personas que te rodean y los vehementes vigilantes pidiendo silencio a gritos.
Ya en el espacio exterior, la cosa no mejora mucho, todo tiene un precio y nunca es inferior de due euri, no se si los italianos (o los romanos en este caso) ganan mucho, o pecan de excesiva listeza, o es que nosotros somos directamente tontos, lo que podrá ser motivo de reflexión y análisis en otra entrada… ahora quiero callejear, salir del gentio, del bullicio, de la jauría… y creo que lo he conseguido, pero eso es otro cuento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario