Notas de viaje

"La lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren."

Francis de Croisset


lunes, 24 de junio de 2013

Atardeceres de verano



Languidece el día más largo del año. El Sol es un niño rebelde ansioso por quedarse a jugar en el jardín del verano y se resiste a acostarse a descansar en su cama de mar. Hoy ha tenido un día duro abrigando con sus rayos a los miles de seres ávidos de estío, y aunque mañana deberá madrugar para volver a su trabajo, prefiere quedarse un poco más y disfrutar de los últimos instantes de la tarde calurosa de finales del mes de junio. Este es un momento mágico del día. Es la repetición de los amaneceres pero en sentido inverso. La tierra está tórrida, exhausta. La piedra se refresca por fin rezumando el exceso de radiación en forma de cálido aliento. El aire huele a hierbas, a fresco ozono. El cielo azul se vuelve pálido, y se tiñe de tonos que van del rojo anaranjado del oeste al gris azulino del este. Un perro ladra a lo lejos, y los pájaros cantan nerviosos como llamando a los nidos a sus proles. La luz es tenue pero invita a los murciélagos a hacer sus primeras rondas nocturnas. La vida poco a poco se ralentiza.
El calor de la jornada invita a abrir puertas y ventanas de las casas de tal forma que en la quietud del atardecer se pueden percibir sonidos característicos de la vida cotidiana: el batir de los cubiertos, de los platos en la pileta; y se escapan conversaciones pausadas de personas que fuman en los porches.
El mar al sentir el contacto del Sol en su retirada, nos sopla su brisa fresca y húmeda que muerde la piel desnuda e invita al abrigo nocturno. Al otro lado, la luna se eleva, blanca y redonda, a vigilar el transcurrir de la noche en calma. Es la guardiana de nuestros sueños.
Poco a poco la noche entra en escena. Todo es sombra y siluetas recortadas contra el cielo añil. Los grillos  más puntuales mecen con su canto a las primeras horas e invitan al sueño de una noche de verano.
De repente todo es calma. Transición entre dos mundos, el día y la noche, la luz y la oscuridad el frescor del agua y el calor del fuego. Pronto amanecerá descorchando el Sol somnoliento un nuevo día, una nueva vida. El espectáculo debe continuar.

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